Reconozco que me resistía a ver Scandal. Sabiendo que detrás
estaba la responsable de Anatomía de Grey y sin informarme mucho, decidí que
seguramente sería una serie sobre famosos en problemas donde todo el mundo se liaría
con todo el mundo. Así que no tenía la menor intención de empezar a verla hasta
que alguien me la recomendó diciéndome que había política por en medio de la
trama. Ahora sigo Scandal, y no puedo estar mas arrepentido de no haber empezado
antes o de haber perdido mi tiempo viendo supuestas buenas series
protagonizadas por Kevin Bacon en lugar de esta.
Scandal no es El Ala Oeste de la Casa Blanca (los añoro),
pero lo mejor es que no lo pretende. La serie habla de los entresijos de la política
en Washington y apunta tan alto como al presidente, sin miedo a presentarlo
como una persona real, aunque eso le reste cierta credibilidad a la serie. Si,
hay cosas un poco difíciles de creer, sobretodo cuando hablas del presidente de
los Estados Unidos, pero son cosas que hay que estar dispuesto a pasar por alto
si luego las emociones llegan al nivel que alcanzan alrededor de Olivia Pope.
Los secretos y mentiras siempre están de moda y a los
seriefilos nos encanta, yo adoro dejarme engañar cuando lo hacen bien, y
reconozco que en las dos temporadas que llevamos vistas de Scandal he
disfrutado como un niño.
Creo que Shonda Rhimes sabe bien lo que hace y de lo que
habla, o al menos nos lo hace creer. Yo sigo viendo Anatomía de Grey, soy de
los que opinan que la mayoría de series deberían tener su final, y la seguiré
viendo mientras la hagan, pero no tengo ningún problema en que acabe, sobretodo
si la sustituyen productos como Scandal.
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