O Bienvenidos
al Desastre. Ni siquiera sé por dónde empezar esta crítica, y eso que he
esperado dos semanas para poder ver el segundo capítulo antes de hablar de
Bienvenidos al Lolita, porque si lo hago después del primer episodio solo
hubiese escrito insultos, y tampoco es plan. Bueno, plan si que es, porque hay más
de uno que merecería soportar todo lo que queramos decirle por dirigir, “actuar”
o producir semejante atentado a la inteligencia. Claro, que a lo mejor se han
dado cuenta que el público al que dirigen sus creaciones últimamente de
inteligencia va cortito y de gusto ni os cuento.
Al parecer
los responsables de este despropósito creen tener la fórmula para hacer que una
serie mala funcione (porque es imposible que ellos de verdad piensen que no lo
es), pero no puedo echarles la culpa solo a ellos, porque nosotros tenemos
mucha responsabilidad aquí.
Sé que en
este mundo de la televisión hay de todo, y yo soy de los que opinan que a una
persona le puede gustar todo, desde Redes hasta Sálvame, pero es que en algún sitio
tendremos que poner el listón, no debería valernos cualquier cosa. Y no estoy
hablando de moralidad ni de buen gusto o tonterías por el estilo, estoy
hablando de calidad, de exigir calidad por lo menos, un mínimo para que cosas
como Bienvenidos al Lolita no vayan mas allá de cuatro episodios antes de que
la retiren.
No es que el
guion no sea original y ya lo hayamos visto, es que no creo que se hayan ni
molestado en escribirlo, habrán reciclado alguno de otras series porque no se
va a notar. La historia de amor entre la niña de 15 años (que tiene 19 como
pocos) y el chulito argentino no puede ser mas típica ni tópica, y eso no sería
malo si no estuviese todo tan mal hecho y por supuesto tan mal interpretado.
Nerea Camacho, que fue la niña de Camino, demuestra claramente que lo suyo fue
una casualidad y que el director de aquella película supo llevarla muy bien,
porque aquí no hay por donde cogerla. Este es solo uno de los motivos por los
que sentiréis vergüenza ajena viendo esta serie, pero hay muchos mas.
La escena en
el primer episodio del desahucio de Natalia Verbeke es de niveles vergonzosos
pocas veces vistos (y mira que hay nivel), porque ponerse a cantarle a sus hijos
el Resistiré del Dúo Dinámico (que es una canción mítica) creo que roza casi el
delito. Si existiese una Policía de la Vergüenza habrían detenido a todo el
equipo en ese momento y nosotros nos habríamos ahorrado la serie.
Es que ni se
por donde seguir de la cantidad de despropósitos que hay en la serie, entre
guion y personajes es todo un filón para criticar. El Acento gallego de Carlos
Santos canta muchísimo, y no entiendo porque es gallego, al igual que el
personaje de Luis Varela que es de Zaragoza y al parecer ceporro, bruto y retrogrado
solo por eso. Me gustan los estereotipos, son perfectos para hacer humor, pero
una vez mas hay que hacerlo bien, sino pasa como aquí, que parece que te estés
riendo del personaje y queda mas una caricatura antigua y desfasada que un
personaje real.
Los niños me
molestan casi siempre en las series supuestamente adultas, pero es que si además
intentas ir de moderno metiéndolos en según que situaciones y haciendo
preguntitas son realmente un estorbo mas que no aportan nada a la serie. Si los
eliminas la serie queda exactamente igual, no cambia nada, pero hay que ver lo
que vende un niño.
No tengo ningún
problema con los números musicales ni con las canciones, pero que eso haya
funcionado en Vive Cantando no quiere decir que quede bien en todas partes. La
serie protagonizada por Maria Castro es una rareza maravillosa donde se nota
que hay talento por todas partes y que saben hacer las cosas, es emotiva y
divertida y lo consiguen con sencillez, al contrario que en el Lolita donde hay
mucha gente, mucho ruido y muy poco talento.
En el segundo
capítulo hay un flashback con Beatriz Carvajal y Roberto Alamo en el que no
pude mas que acabar riéndome. La Carbajal con un pelucón rubio simulando 15
años menos es como que esta serie haya llegado a producirse, increíble.
Como he dicho
antes no deberíamos permitir esto porque las cosas no van a mejorar, sobre todo
cuando al frente de la ficción española están casi siempre los mismos dándonos lo
mismo. Y como nuestro nivel de exigencia ya no existe nos cuelan cualquier
cosa. Esto tiene mala solución, solo hay que ver las audiencias que esta
haciendo la serie y los buenos comentarios de la gente en twitter. A la ficción
española le pasa como a la Educación, ya es demasiado tarde, los que están ya
no sirven pero no se dan cuenta, hemos perdido un par de generaciones de
momento y nadie se atreve o nadie quiere volver a empezar o probar cosas
nuevas.
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