Días mejores

 

    Siempre se habla de lo difícil que es hacer una buena comedia (y es cierto, no hay tantas) pero la verdad es que no es más fácil hacer un buen drama, uno que el espectador sea capaz de sentir, donde haya tanta verdad que sienta que no puede apartar la mirada de la pantalla. Eso es Días mejores.

    Partiendo de un grupo de terapia de duelo la serie nos lleva de viaje por las tragedias, los miedos, los problemas y también las alegrias de unos personajes que podríamos ser cualquiera de nosotros en cualquier momento. Si, cada uno de su padre y de su madre, con distintos anhelos y características pero con un denominador común, la inevitable muerte de la que nunca se habla. Esa que hace que tu mundo y la realidad se pongan patas arriba y cambien para siempre, esa que para superarla a veces hace falta algo mas que solo el tiempo. Y de eso habla Días mejores. 

   Hay que felicitar a los responsables de la serie Cristóbal Garrido y Adolfo Valor (Reyes de la noche en Movistar plus) por reunir a un equipo de profesionales en estado de gracia porque todo parece estar en su sitio y bien en su sitio. Un estupendo guion con unos personajes maravillosos y una historia adulta y sensible que jamas pierde el interés del espectador se unen a una dirección magnifica y una ambientación perfecta. Todo fluye desde el momento que le das al play y van apareciendo poco a poco esos personajes con los que empatizas inmediatamente y a los que vas a querer, odiar, compadecer pero sobretodo entender.

   Por supuesto todo esto no sería posible sin unas actuaciones memorables, solo con nombrar a Blanca Portillo seria suficiente pero es que hay todo un reparto a la altura, Marta Hazas, Francesc Orella, Erica Elias y Alba Planas son los pacientes principales pero están rodeados de una cantidad de secundarios excelentes que convierte esta serie en un autentico placer.

   Dias mejores es un drama espectacular, duro y a la vez que capaz de crear una complicidad y una intimidad a la que el espectador esta encantado de volver. Hay talento y sensibilidad por todas partes ademas de un girito final que nadie espera y que anticipa una (espero) segunda temporada de lo mas interesante. 

    Podéis verla en Prime Video. Ya tardáis. 

Heartstopper

 

Cada vez me cuesta mas ponerme a ver según que series sobretodo si parecen estar dirigidas demasiado al publico adolescente. Al parecer cuando pasas los 40 algo te hace pensar que ya eres muy adulto para según que historias, pero eso no es verdad y a mi me quedo claro a los pocos minutos de empezar a ver Heartstoppers.

La que debería ser la nueva serie sensación de la temporada de Netflix cuenta muchas cosas, pero sobretodo es una historia de inicio, de aprendizaje, de amistad y de primeras veces. Pero lo mas interesante es la manera en la que todas esas cosas están contadas, con naturalidad y sin complejos, sin evitar dramas pero dando siempre un tono optimista que solo puede ser consecuencia de los tiempos que corren afortunadamente. Ojalá hubiese podido ver yo esta serie a la edad que tienen sus protagonistas, no para que las cosas fueran a ser mejores o peores, sino para tener claro que las cosas que se cuentan podían suceder. 

Heartstoppers es al fin y al cabo el inicio de una historia de amor entre dos chicos adolescentes que empiezan a descubrir un montón de cosas (ellos y su entorno), un monton de cosas que provocaran muchas emociones en el espectador, emociones iguales y a la vez distintas dependiendo de como sean los ojos que las estén mirando. Los ojos adolescentes verán libertad, aceptación, algo de rabia y la certeza de que todo puede ir bien. Los ojos mas adultos, sea cual sea su grado de madurez, encontraran ternura, emotividad, cierta nostalgia (de la buena, de esa que te hace sentir bien) y sobretodo la certeza de que valió la pena tener la esperanza de que todo iría mejor. 

Heartstoppers cuenta una simple historia de amor, tan simple que es única y universal y que podría estar ocurriendo en todos y cada uno de los institutos del mundo civilizado y que ojalá pudiera ocurrir en todas partes. Una historia bonita y aparentemente sin pretensiones que llega mucho mas profundo de lo que parece.