domingo, 11 de enero de 2009

Mi nombre es Harvey Milk...




y vengo a reclutaros", esta es la frase con la que el activista gay Harvey Milk empezaba sus discursos. Y este es el titulo en español (en ingles es simplemente Milk) del biopic que ha rodado el director Gus Van Sant sobre este político americano.

Dudo que pueda ser imparcial hablando de esta película, pero nunca lo soy con ninguna, ya que el tema tiene que ver conmigo, pero eso no impide que pueda juzgarla como cinéfilo.

Como ya he dicho la película cuenta la vida del activista gay Harvey Milk, sin duda uno de los mas importantes dentro del movimiento gay norteamericano (y mundial). Hasta ayer pensaba que lo mejor que había visto este año era El caballero oscuro, que para mi ya es un clásico, pero ayer me lleve una sorpresa mayúscula. Mi nombre es Harvey Milk es mucho mas que una película biográfica,cuenta parte de la historia americana (gay o no), parte de la lucha por los derechos humanos y retrata de forma magistral como se hace política en Estados Unidos.Todo esto puede asustar en un principio y pensar que puede ser una de esas películas aburridas que intentan venderte algo, nada mas lejos de la realidad. Cada uno de los fotogramas de esta obra maestra vale su peso en oro, y todos y cada uno de los actores que en ella participan hacen un trabajo espectacular. Lo de Sean Penn es,sencillamente brillante, al mirarlo ni por un segundo piensas en otra persona que no sea Milk, de Oscar. El resto del reparto no le desmerece en absoluto, James Franco, Josh Brolin y sobretodo Emile Hirsch y Diego Luna (camino de tener una buena carrera en Hollywood) ponen la carne de gallina con cada gesto y cada mirada.Una recreación absolutamente fiel y una dirección de actores inmejorables ,todo ello unido bajo la batuta de un Gus Van Sant que consigue no solo su mejor pelicula, sino la pelicula mas emotiva, estimulante y llena de verdad que he visto en años.Y he visto muchas.


Un clásico instantáneo y necesario, una gran película, una maravillosa manera de entender que cada gesto cuenta, por pequeño que sea y un homenaje a una gente que lucho (por nosotros) cuando nadie se atrevía a alzar la voz para que hoy hayamos avanzado, aunque solo sea un poquito.




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